Mi Amada María

My Photo
Name:
Location: Barcelona, Barcelona, Spain

Monday, May 29, 2006


Mi amada Maria la Gata madrileña

Nos vimos en Barcelona vino a pasar un fin de semana largo, era su primera visita. Hacía mucho tiempo que no salía, me resumió el triste momento que pasaba por su madre que necesitaba cuidados constantes. La condición de ser enfermera y su responsabilidad la obligaban a quedarse a su lado. Sus hermanas la convencieron que necesitaba cambiar de aires unos días y ellas se turnarían para cuidarla.

Era la pequeña de las tres y no se pudo emancipar por la muerte de su padre. Su madre había luchado mucho por ellas, ahora no podía dejarla. En cualquier momento podía ocurrir un desenlace fatal. Pasaba horas de vigilia pensando en la vida y recordando hechos amargos, Su madre no había tenido tiempo ni humor para fiestas con ella.

Era lo único que le reprochaba, todo había sido trabajo y disciplina, la admiraba pero echaba en falta sus besos y caricias. A la par la relación con su novio se había desgastado. Como amigos era genial, él estaba dispuesto a todo menos a no tenerla, colaboraba y se sacrificaba constantemente. Todo tiene un límite.

Habían hecho viajes de ensueño y no debían renunciar a vivir. Él no quería prescindir de un viaje al año. Ella tenía otras preocupaciones, los países exóticos y las playas de coral ya no la apasionaban. Esto le hizo pensar que últimamente no vivía su vida y pero que aún en la peor de las situaciones, había que encontrar tiempo para cariños. Ya era demasiado tarde, se dio cuenta que lo quería pero no lo amaba lo suficiente. Había perdido el amor.

Esta era la parte triste, vamos con la alegre. Le había estado enseñando mi ciudad toda la mañana pero debía interrumpir tan agradable compañía para irme a trabajar. Por la noche al llegar a casa encontré un mensaje de ella la llamé al hotel. Estaba deprimida no había salido de la habitación en toda la tarde, no le apetecía rondar de turista por la ciudad.

Le ofrecí acompañarla y salir a tomar algo. Me acicalé de viernes noche, raudo y veloz fui a buscarla. Subí a la habitación, no se había vestido, había estado durmiendo toda la tarde llevaba sueño atrasado. Se disculpó, “Si no te importa esperar un poco?...”se había tomado algo para el dolor de cabeza en cuanto le hiciera efecto y se sintiera mejor bajaríamos al bar.

¿Cómo me iba a importar? Me abrió la puerta escondiendo la cara con su melena de rizos rubios, para mí fue un shoc. En la penumbra pude ver su figura a través del camisón mientras se iba a la cama, traslucía un cuerpo espléndido, espectacular, de faraona. Me senté a su lado, no sabía si era un martirio para mi o una maravilla o todo junto. Podía pensar las dos cosas a la vez. Soy un caballero ante todo y no notaria lo que yo sentía por dentro.

Me deshice en caricias por sus mejillas y cabellos esperando que aliviara su jaqueca. Ella tenía necesidad de hablar se sentía sola y muy mal, así que yo escuchaba pacientemente, tierno y reconfortante. Fue cuando me contó esta triste historia, yo por dentro libraba otra batalla de hormonas contra castidad, aunque ganarán las hormonas iba a ser casto sin remedio.

Hasta que me decidí a darle un besito en la frente para despedirme, contra mi voluntad interior y dejarla descansar. Me sujetó la mano para que no me fuera todavía. Yo tenía las mejillas ardiendo como las de ella, me atreví a darle mas besitos castos. Me pidió que me quedara un rato mas, por mi parte encantado que lo de marchar era por ella. A mi la ternura me salía por los poros, bueno iba salido todo yo.

No quería interpretar su petición por no equivocarme, por nada del mundo me perdonaría que pensara mal de mí. No sabía como disimular mis sensaciones y por respeto no las debía ocultar, no podía mentir. ¡Sentía la necesidad imperiosa de decirle que la amaba y besarla de verdad!. ¿Me había enamorado? mas que un flechazo... la frase “No me dejes sola Miguel” fue un cañonazo.

Ya está mejor mejor, le han ido bien mis caricias y mi ternura (debo ser analgésico). Yo ya no sabía que hacer, excepto morirme envenenado por exceso de pasión contenida. Desde que abrió la puerta mis hormonas versus castidad saltaban descontroladas, desbordaban sobradamente cualquier barrera, ni la castidad las controlaría.

De repente era distinto, me sentía extrañamente paralizado, Maria me miraba de forma... no se..., diferente, (¿harían ese efecto las aspirinas?).
Increíble sorpresa. Otro cañonazo, ¡me pide que la abrace!, que no había sentido antes esta ternura, y... otro cañonazo atronador...
¡que me acueste a su lado!. Mi primer pensamiento fue, no puedo hacerlo.

El segundo debo salir corriendo. Me repongo de mi estupor y le declaro lo que estoy sintiendo por ella y que prefiero irme que sentirme rechazado. Su respuesta gestual no ofrecía equívocos pero no me atrevía a creerlo.

–Yo no te rechazo Miguel. No me soltaba y así sentado encorvado y retorcido sobre ella, me iba a dar algo. Nos besamos.
Ahora si que si. La madre de todos los cañones. Que mas se puede pedir.
No necesito pellizcarme, si fuera un sueño ¿para que despertar nunca?.

A partir de ahora creeré en los milagros, sin dejar la ciencia claro. Nos besamos mas y mas caricias y mas besos y cañonazos. Nos abrazamos como si volviera de la guerra. Guerra interior la mía, la que antes se había librado en mi interior frente a la puerta. Me sentía muy feliz de estar con ella, no pensaba nada mas que... eso, en la felicidad.

Debía haberme asustado por mi pasión y por lo que podía suceder el día después al despertar si todo era una fantasía mia. Los dos nos creímos la veracidad de nuestros sentimientos repentinos. Y nos salió bien. Nos enamoramos, puede sonar a cursi pero juro por La Paz que vale la pena.

Salimos poco de la habitación en todo el fin de semana, Apenas para enseñarle Las Ramblas. Si el primer abrazo fue de cariño, los siguientes gozaban de valor añadido. Nos amábamos con pasión y nos compenetrábamos perfectamente en la práctica amatoria, rompimos algún tabú por primera vez como una ofrenda. Queríamos a toda costa dejar una fuerte impronta el uno en el otro e impedir el olvido de la lejanía. Demostrarnos que nos necesitábamos el uno al otro.

Llegó el fin del fin de semana, la despedida en el andén del Talgo fue como en las películas. Ella había cambiado y yo flotaba, ya os contaré mas adelante. Al llegar a Barcelona su semblante era algo triste, iba vestida con camisa y pantalón jeans y una camiseta debajo. Al partir estaba espléndida a reventar, con la cara sonrosada y eso sin haber tomado el sol del veranillo de San Miquel (finales de Septiembre).

Con la camisa algo abierta, imposible disimular nada, recordó el aviso de su hermana al salir de su casa, “no se te ocurra quitarte la camisa que la camiseta te marca las tetas” y es que según me comentó su hermana tenía poco pecho y algo de envidia por el suyo, bromeaban que la media habría sido lo ideal. No conocí a su hermana pero a ojos cerrados me quedo con Maria.


Volviendo de la estación los pies no me tocaban el suelo. Es una expresión muy acertada, cuando se está enamorado se flota en realidad. Casualmente me encontré con un amigo y es que estaba tan eufórico que daba vueltas por la calle, la luz del anticiclón era esplendorosa. Y lo que me faltaba... compartir con un amigo el maravilloso milagro que me había sucedido. Mas tarde les daba la lata de mi amorío cada vez que iba o venía de Madrid. Pero para eso están los amigos, ¿No?.

Correos mirovira75@gmail.com o mirovira75@gmail.com

Mis otros blogs:

http://machomuerto.blogspot.com El rol femenino prevalece
http://deladito.blogspot.com El placer no se gasta
http://llumestel.blogspot.com Carta a una amiga ilusionada
http://oxigenate.blogspot.com Vender salud es vender felicidad
http://frasesaloido.blogspot.com Y me hacen sentir vivo. Viva
http://buscandoamipelirroja.blogspot.com Buscando a mi pelirroja
http://citasfotos.blogspot.com/ Mis Cuadros
http://amomispies.blogspot.com/ Amo mis pies
http://revolucionsur.blogspot.com/ La revolución del Sur
http://cuartodebao.blogspot.com/ El baño, reparación de Diosas

Mi WEB personal http://usuarios.lycos.es/mirovira/